Blogia
ubicuamente : breviario de incertidumbre

Matrimonio homosexual

No puede tener otro nombre que matrimonio el producto de un casamiento, a pesar de la cerrazón intelectual inyecta de moralina de la mojigatería en pleno. El significado de las palabras muda sin cesar para adaptarse a una realidad en continuo movimiento. ¿A alguien le pareció absurdo que cuando se inventaron las escopetas de dos cañones se les llamase así? ¿A algún pardillo se le ocurrió censurar tal denominación y proponer: 'arma de fuego con dos cañones largos'? Parece evidente que lo que se ha hecho, en la práctica, es eliminar un requisito del matrimonio, no crear una nueva figura. Por suerte, lo más probable es que la economía del lenguaje ponga las cosas en su sitio.

Lo que me sorprende, es la rapidez con la que el PSOE está cumpliendo con las promesas que hizo a todas las asociaciones pro-algo que le prometieron apoyo incondicional; más baratas y beneficiosas para la sociedad que las que le hizo el PP al gran capital (o viceversa). No se ha dado tanta prisa con otras necesarias normalizaciones de realidades de facto, como el aborto. Algunos le llamarán prudencia política, yo sólo parcialidad.

Y es que a día de hoy, las realidades subjetivas que se imponen sólo son dos: el consumismo sermoneado en el púlpito de la televisión, y la corrección política de las asociaciones civiles desgraciadamente necesarias. Y digo desgraciadamente, porque es lamentable que en una democracia que se vende como la mejor de las posibles, sea necesaria la existencia de asociaciones de ciudadanos para reclamar soluciones a problemas que no interesan a la clase dirigente. La otra cara de la moneda, es que conquistados sus objetivos iniciales (en el mejor caso), perpetúan su existencia, con ánimos renovados y nuevas reivindicaciones que, en ocasiones, les encierran en un mundo monotemático sin ventanas hacia la realidad. En todo caso, es el mismo problema de todo el asociacionismo.

Lo que no puedo negar es un cierto sentimiento de decepción por el que parece ser el futuro desenlace de la anomalía legal respecto de las parejas homosexuales en Occidente. Yo esperaba más de este reciente debate, que sólo en los últimos años ha alcanzado el ámbito social. Esperaba otro resultado, que la sociedad (y aquí excluyo a la masa reaccionaria amedrentada por todo lo nuevo) concluyese que lo anómalo era el matrimonio, que lo deseable era restringir a los estados la competencia de regular las uniones entre personas, las familias. Pero ¿qué se puede esperar de la 'nueva' democracia que permite y fomenta el libertinaje para que los grandes capitales tambaleen a su antojo los cimientos de la sociedad y se entromete en la vida privada de los ciudadanos que la sustentan?

Es un pequeño paso en donde se podía haber dado un salto, pero la evolución de la sociedad se pinta a pequeñas pinceladas y no a grandes brochazos. Como se dice en mi pueblo: éche o que hai!.

0 comentarios