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ubicuamente : breviario de incertidumbre

Susana Seivane y Mikel Erentxun

Hoy he ido a ver a la gaiteira Susana Seivane (y a su banda) al antiguo campo de fútbol de Seminario Mayor (¿campo de fútbol + Seminario Mayor? estos curas no saben qué hacer para aligerar la indumentaria de sus lacayos). En términos generales estuvo bastante bien, en especial el bajista: Kin García. Música tradicional gallega con algún que otro sincretismo interesante (con la rumba, por ejemplo) y algunos riffs con amalgamas rítmicas al estilo de Berrogüetto. Coincidencias de la vida, el batería es el tipo que me vendió las congas.

Tras el concierto y unos minutos de cuñas radiofónicas de una de esas cadenas que hacen listas de 'a ver quien paga más' llegó Mikel Erentxun. No recuerdo haber escuchado nada nuevo de él desde que se deshizo Duncan Dhu, quienes tenían un par de temas resultones, y las cuatro primeras canciones del repertorio me han convencido de que no lo vuelva a hacer; de hecho, tras soportar los cuatro temas de rigor estoicamente (dando un breve margen de confianza) y un par de aplausos inconscientes (no sé si por el tema o por haberse callado), huimos en desbandada (como mucha otra gente). Lo de este tipo es increíble: el mismo ritmo, el mismo pulso, las mismas cadencias... canción tras canción, empalagando hasta la salivación. "Ven, ven, bomba nuclear" fue una de las frases que más me conmovió, las demás, igualmente absurdas, desfilaban por los temas como arrancadas a flatos de una garganta poco hábil. Un primor, vaya.

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